EL PERIODISTA Y EL ASESINO…¿TRAICIÓN O PROFESIONALISMO?
El "Periodista y el Asesino", es una obra escrita por la periodista checa Janet Malcom. Se trata de una crítica a la profesión del periodismo en base al best-séllers "Fatal Visión", escrito por el periodista Joe McGinniss, que narra la historia de McDonald, hombre acusado del asesinato de su esposa y sus dos hijas; Fatal Visión, es el resultado de la contratación de McDonald a Ginniss para que escriba una historia en la que se muestre su inocencia; más, para sorpresa del acusado, la obra muy lejos de mostrar su inocencia respaldaba su condena; por ello, el asesino demandó al periodista alegando traición de un amigo, porque durante el proceso de investigación para escribir la obra, el periodista se convirtió en su amigo para acceder a su entorno privado y sacar información.
La autora del "Periodista y el Asesino" inicia su obra con una frase bastante polémica. “Todo periodista que no sea demasiado estúpido o demasiado engreído para no advertir lo que entraña su actividad, sabe que lo que hace es moralmente indefendible. El periodista es una especie de hombre de confianza, que explota la vanidad, la ignorancia o la soledad de las personas, que se gana la confianza de éstas para luego traicionarlas sin remordimiento alguno”.
El delito de "traición a un amigo", tal como lo planteaba la demanda, es un delirio del asesino; y lo es porque simplemente el amigo no existió. El periodista no era su amigo, McDonald se equivocó y se confió
La actitud del periodista en fingir amistad con el asesino, era una estrategia de investigación para alcanzar la verdad sobre la conducta del acusado.
El periodista es un investigador y por tanto utilizará las mejores herramientas para llegar a conclusiones más próximas a la verdad. Además, un profesional ético y con alto sentido humanitario investigará con vehemencia un tema que considere un atentado contra alguien inocente, en este caso, el brutal asesinato de dos niñas y su madre.
Joe McGinniss hizo derroche de profesionalismo, se convirtió en una especie de laboratorio para estudiar el ADN de un posible psicópata o de un hombre inocente. El hecho de compartir situaciones íntimas y cotidianas en calidad de amigo era una excelente forma de comprobar la conducta del acusado, cuyos resultados lograrían deducir si fue o no capaz de asesinar a su esposa y a sus hijas.
Discrepo totalmente con esta frase acusatoria que emplea la autora contra la ética de los periodistas, y discrepo porque en esta historia, el periodista buscó una estrategia inteligente de investigación; No investigó solo los hechos...fue más profundo...¡estudió la conducta del asesino¡; eso no es inmoralidad, aquello se denomina rigurosidad investigativa.
Seria tremendamente inmoral si aun con todos los datos en contra del procesado, el periodista hubiese ocultado la verdadm para escribir una historia ficticia a favor de su "amigo" y en desmedro de una sociedad que clama por seguridad y justicia. Por otro lado, de no haber elegido la estrategia mencionada, la historia carecería de profundidad.
Seria tremendamente inmoral si aun con todos los datos en contra del procesado, el periodista hubiese ocultado la verdadm para escribir una historia ficticia a favor de su "amigo" y en desmedro de una sociedad que clama por seguridad y justicia. Por otro lado, de no haber elegido la estrategia mencionada, la historia carecería de profundidad.
Quien sí intentó plasmar un acto de mala fe fue el asesino, porque fue él quien contrató a Joe McGinniss con las intenciones de que éste proyecte una imagen maquillaje y falsa a favor de él.
A Mac Donald, no le resultó bien la intensión de lavar su imagen a través del trabajo de un periodista.
Tal como he planteado el caso, sigo confirmando y aplaudiendo la frase que predica Kapuscinski en su libro “Los cínicos no sirven para este oficio”. Porque si el periodista ocultaba una conducta tan adversa estuviéramos ante la presencia de un hombre que no defiende la verdad y que se deja llevar por pasiones. Este periodista… no era cínico, servía para el oficio.